Hace un tiempo se difundió una cifra ilustrativa sobre que si quisiéramos leer todo el contenido existente en internet, necesitaríamos 57.000 años de lectura ininterrumpida. Eso quiere decir que hay mucha -quizás demasiada- información publicada online. Esto se traslada a nuestra interacción cotidiana con la web ya sea como profesionales, docentes o alumnos: buscamos
información y encontramos billones de resultados en pocos segundos a
través de potentes motores de búsqueda que nos proveen innumerables
opciones de páginas, cuando accedemos a esas páginas miles de links nos
invitan a otras tantas y de forma infinita la información se multiplica
frente a nuestros ojos casi sin control.
Buscamos información sin una disciplina, como si el tiempo disponible
fuera infinito. ¿Estamos definitivamente condenados a sufrir de
infoxicación? Nadie nos salva del todo, pero podemos atenuarla. Fijar
criterios de filtrado, elegir bien las fuentes y ayudarse de buenos
prescriptores, puede ser parte de la solución.
Estrategias de gestión de la información.
Existen diversas estrategias y habilidades de gestión que nos permiten tener una relación más eficiente con la información.
Saber buscar y obtener la información: saber
obtener la información es el primer paso para poder usarla e implica
diversos desafíos. Hace un tiempo un estudio determinó que el 54% de los
niños acude a Google para obtener respuestas a sus preguntas, siendo
Internet su fuente principal de información.
1) Conocer cómo funcionan los motores de búsqueda jerárquicos para utilizarlos de forma eficiente y crítica. Por un lado saber cómo se ordenan los resultados y cómo se posicionan las páginas en la web.
Además conocer estrategias de refinamiento de búsquedas, búsquedas
avanzadas y hacer un buen uso de las palabras claves. Por supuesto que
una búsqueda refinada no implica una búsqueda reflexiva, para ello es
necesario desarrollar habilidades críticas que permitan evaluar y
seleccionar información descartando aquella inapropiada, inadecuada,
errada o irrelevante.
2)
Conocer herramientas para recibir información. En este aspecto las
suscripciones RSS y las alertas son recursos fundamentales. Si queremos
estar informados sobre algún tema en particular, lo ideal es utilizar
estrategias que nos acerquen la información seleccionada sin necesidad
de ir en busca de ella periódicamente. Feedly, es un agregador de contenidos o
lector de RSS.
Con Feedly podemos suscribirnos a sitios web para que la
información llegue a nosotros organizada y seleccionada según nuestros
intereses. Permite
acceder a la información a través de una interfaz web muy intuitiva
parecida a la bandeja de entrada de un servicio de correo tradicional.
El usuario puede sumar suscripciones añadiendo las direcciones de feed
(un formato estandarizado) de los sitios elegidos, usando el buscador a
través de palabras claves, o bien aceptando las sugerencias de Feedly. Las
suscripciones pueden organizarse en carpetas y los elementos pueden ser
etiquetados, lo que hace aún más interesante la gestión de la
información. También podemos elegir ciertos elementos como "destacados" o
dejarlos para leer luego.
3)
Una buena red de contactos. Las redes sociales hoy compiten
notablemente con los motores de búsqueda en la cantidad de visitas. Ya
no sólo le preguntamos a Google, también lo hacemos a nuestros
contactos. Si sabemos elegir y organizar nuestro grafo social,
obtendremos información filtrada socialmente, esto es: confiamos en que
si nuestro contacto lo comparte será adecuado, relevante, correcto o al
menos interesante. Dependerá quiénes son nuestros contactos y cómo los
organizamos en grupos o listas para ordenar el flujo de información que
nuestra red de contactos distribuye.
Saber almacenar y recuperar la información: Una
vez que encontramos la información, o esa información llega a nosotros,
el siguiente desafío es saber almacenarla y organizarla de forma
eficiente. Esa eficiencia dará sus frutos principalmente al momento de
recuperarla. Cuando guardamos algo en general lo hacemos con algún
criterio de organización, por ejemplo elegimos en qué cajón ubicarlo o
en qué carpeta archivarlo, en todos los casos nuestra intención es
utilizar luego el mismo criterio a la hora de tener que recuperar ese
objeto guardado. Como con cualquier objeto, en informática cuanto más
eficientes sean nuestras estrategias de organización y almacenamiento,
más eficiente será la recuperación de dicha información.
Cientos o miles de links llegan a
nuestra pantalla periódicamente, ya sea de manera casual a través de la
navegación cotidiana, por medio de nuestros contactos, como resultado de
búsquedas, o bien, a través de suscripciones o alertas. Muchos de esos
links serán de nuestro interés o los consideraremos suficientemente
relevantes como para guardarlos, leerlos y utilizarlos de inmediato o
luego.
Los marcadores sociales son las herramientas ideales para almacenar de forma ordenada dichos links. Un ejemplo es Delicious (en
español "delicioso"), un servicio gratuito de gestión de marcadores
sociales, una manera muy simple de organizar, almacenar, clasificar y
compartir enlaces en Internet.
Una de las características más interesantes de éste tipo de servicios es el sistema de etiquetado denominado "Folcsonomía":
una indexación social, es decir un tipo de clasificación colaborativa a
través de etiquetas o tags sin jerarquías ni relaciones entre sí. Una
etiqueta es una palabra clave asignada a un dato (en este caso a un
enlace), se trata de una suerte de "metadato" descriptivo y que permite
recuperar aquello que hemos etiquetado.
Una ventaja de este sistema es que
los marcadores dejan de administrarse en carpetas y por lo tanto con el
etiquetado podemos asignarle distintas categorías a un mismo dato y
mejorar la organización, clasificación y recuperación de la información.
Una de las desventajas más
mencionadas tiene que ver con la falta de parámetros para establecer las
categorías, es decir, no existe una normalización terminológica
reduciendo la eficiencia de la indexación, produciéndose problemas tales
como la polisemia (mismas etiquetas para conceptos diferentes) y la
sinonimia (etiquetas distintas para un mismo concepto).
Existen otras herramientas parecidas, que incluyen sindicación y marcadores sociales, algunas más completas que otras como Bloglines, Netvibes, Menéame, Digg Mister Wong,Reddit o Diigo.
¿Qué hacer en el aula para desarrollar habilidades de gestión de la información?
Todas estas herramientas
herramientas cumplen un papel central para el desarrollo de habilidades
digitales, críticas y colaborativas. Estrategias de selección y revisión
de sitios y contenidos de Internet, así como su organización a través
de un trabajo de abstracción y generalización necesario en el proceso de
etiquetado.
Actividades con estas herramientas
podrían realizarse como fin en sí mismo ya que implican un grado
importante de crítica y comprensión de conceptos tanto para realizar
suscripciones como para etiquetar contenidos con criterio. De esta forma
se crea un reservorio de contenidos ya seleccionados y organizados
temáticamente al que se podría recurrir a medida que se necesite para
las diferentes actividades de aula.
Pero además su uso, quizás más
interesante, puede ser complementario de otro tipo de actividades y
tareas tal como hacemos quienes habitualmente usamos éstas herramientas
que se convierten en auxiliares para nuestros estudios o trabajos.
Cualquier proyecto o investigación escolar requiere búsqueda, selección y
organización de información, para ello éstas herramientas resultan
claves:
-Revisión y selección de
suscripciones: los alumnos podrían buscar y seleccionar sitios de
interés para un tema, asignatura, trabajo, proyecto o investigación y
mantenerse informados durante su desarrollo.
-Ejercicios de bookmarking colaborativo: los alumnos podrían almacenar enlaces relevantes para un tema, asignatura, trabajo, proyecto o investigación. El trabajo además incluiría un consenso en el etiquetado y una reflexión sobre las limitaciones del mismo.
-Notas: crear fichas, anotaciones, reservorios de datos, frases, conceptos, glosarios, capturas de pantallas referentes a determinados temas proyectos o trabajos.
-Ejercicios de bookmarking colaborativo: los alumnos podrían almacenar enlaces relevantes para un tema, asignatura, trabajo, proyecto o investigación. El trabajo además incluiría un consenso en el etiquetado y una reflexión sobre las limitaciones del mismo.
-Notas: crear fichas, anotaciones, reservorios de datos, frases, conceptos, glosarios, capturas de pantallas referentes a determinados temas proyectos o trabajos.
Se trata de aplicar en el aula herramientas y estrategias de gestión de
información para desarrollar habilidades que nos permitan usar la web de
forma compleja, crítica y eficiente.
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